jueves, 1 de octubre de 2009

Otoño, bello otoño

Otoño

Otoño, una estación triste y gris...
así nos lo han hecho ver,
pero mis ojos amigos lo ven como debe ser.


Otoño, la estación dorada con lluvias y vientos,
los árboles visten de gala sus copas
de dorado claro, de dorado intenso.
Las hojas contentas bailan una danza
que la trae la lluvia al compás del viento.

Hojas enrojecidas por el canto de la lluvia,
embellecen el silencio de las sombras claroscuras.
Arboleda de oro, en un principio
que luego te enciendes en color pupúreo,
y tus bellas hojas se las lleva el viento.

Antes de caerse se visten de oro,
lucen elegantes profundo contento.
con dorado oscuro libre como el viento.
Estación de otoño, rica en sentimientos
nos traes ricos frutos,
bellos como el oro, maduros y buenos.

Uvas que relucen, de rojo, de fuego,
entre pámpanos tornasolados de dorado intenso.
El viento y la lluvia desnudan el bosque
cae fuerte la lluvia, fuerte sopla el viento
y sin darme cuenta sigo caminando
por este sendero de color de fuego.
Las hojas contentas bailan una danza
que la trae la lluvia al compás del viento.

Caminando por el dorado sendero
se acabó la fiesta, comienza el trabajo,
con tiempo lluvioso y colores rojos
como el manso fuego,
con calles mojadas.
brillantes de gozo disfrutamos de ti otoño,
esperando el frío del próximo invierno.


Chelo Álvarez.



Anoche mamá, anoche

Anoche mamá, yo noté tus manos,
manos de ternura, manos de cariño,
manos amorosas, con olor a rosas, blancas como armiño
fue tanta la dicha que sentí en mi alma
que quise sentirlas en la noche oscura y en la madrugada.

Yo estaba dormida,
y tu me mirabas, con tanta ternura,
como un ángel bello con sus suaves alas.
que cuando te rozan
parece que cantan una bella nana.
Rebosantes tus manos del más grande amor
noté tus suaves caricias,
que me recorrían cual hilos de seda,
con gran esplendor.

Tocaste mamá muy suave en mi cara,
sentí tu dulzura, sentí tu mirada
tan dentro de mi,
que me la guardé dentro de mi alma,
Tu voz tan melosa me llegaba cálida,
como suave brisa en la madrugada.
Cantaste bajito ese dulce nana
que siempre cantabas,
cuando yo dormía cerca de tu cama.

Besaste mi frente, besaste mi cara
con mucha ternura en tus labios grana.
Mi sedoso pelo también lo trenzabas
con bucles dorados cercando mi cara.

Mis ojos dormidos ya se despertaron
al sentir tu aliento, al darme tu abrazo..
con ansia y anhelo
quisieron tocarte mis trémulas manos.
Pero no pudieron…
tu hermosa silueta no estaba a mi lado,
fue un bonito sueño,
quisiera otra vez volver a soñarlo.

Quisiera tenerte madre, siempre aquí a mi lado,
¡tocarte la cara, palpar tu sonrisa,
tocar tus pestañas, mirarte a los ojos
cantar a tu oído suave melodía
y seguir soñando que no llega el día.

Chelo Álvarez.